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Puno : Mischel Estefany: El lamento de una juventud que no fue escuchada.

 






PUNO.- El jueves pasado, la comunidad universitaria de la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) de Puno,se vio conmocionada por el aparente suicidio de Mischel Estefany Mamani Puntaca, estudiante de 18 años de Ciencias de la Comunicación. El incidente ocurrió en el laboratorio de Biología. Al respecto sus familiares realizaron sus descargos, sosteniendo que, los elevados costos e imposiciones económicas de la universidad le habrían hecho tomar la fatal decisión.

Ahora la familia viene pidiendo apoyo económico de la población para darle cristiana sepultura, ya que no puedes costear estos gastos. Los ciudadanos que deseen apoyar a la familia pueden "yapear" al número 966392862 a nombre de Vladimir Arauzo Equiapaza, o contactarse al número 999073616.

Mischel, quien ingresó en 2024 ocupando el segundo puesto y obtuvo una Beca 18, era conocida por su pasión por la lectura y sus aspiraciones académicas. Su hermana mayor, Mirian Vanessa, reveló que Mischel soñaba con estudiar medicina en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) Arequipa, después de completar sus estudios de periodismo en la UNA Puno.

La familia Mamani, originaria de la comunidad de Mucra en el distrito de San Miguel (San Román), enfrenta dificultades económicas que impidieron la matrícula de Mischel y su hermana este semestre. El padre, David Mamani, de 51 años y albañil de oficio, recuerda con nostalgia a su hija, describiéndola como estudiosa y dedicada.

El certificado de necropsia indica que la causa de muerte fue "Policontusiones por precipitación", descartando la versión inicial de que se hubiera cortado las venas. La familia, en medio de su dolor, enfrenta ahora gastos funerarios de S/ 3300 para la tumba en Unocolla, solicitando ayuda para afrontar esta difícil situación.

Recientemente La universidad Nacional de Puno se vistió de luto al conocerse la desgarradora noticia del fallecimiento de Mischel Estefany Mamani Puntaca, una joven de apenas 18 años que soñaba con construir un futuro brillante. Estudiante destacada de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) - Puno, Michel había alcanzado el segundo lugar en el examen de ingreso, un testimonio de su dedicación y esfuerzo. Pero, en un giro cruel del destino, su vida se apagó a causa de una insensible indiferencia que ella nunca debió confrontar.

Este trágico suceso saca a la luz un inquietante fenómeno en nuestra sociedad: la deshumanización que se ha arraigado en nuestras instituciones y en nuestros corazones. La vida de una niña, llena de promesas y aspiraciones, se fue sin que su sufrimiento encontrara eco en quienes tenían la responsabilidad de cuidarla. Mischel no partió por razones que muchos pudieran entender —no por un desengaño amoroso ni por la presión académica—, sino por la falta de apoyo y la ausencia desgarradora de compasión.

Ésta no es solo la historia de una estudiante, es también un grito interno de la comunidad universitaria. Mischel no pudo matricularse en el segundo semestre debido a que le exigían el pago de 120 soles, una suma que para ella se convirtió en un obstáculo insuperable. Esta suma le eran exigida, no para ayuda académica, sino para participar en actividades festivas como el concurso de sicuris y el desfile, donde lo superficial parece prevalecer sobre la verdadera esencia de la educación. El interrogante es válido: ¿es así como nuestras instituciones tratan a sus estudiantes? ¿Es esta la manera en que valoran a aquellos que, como Mischel, son el futuro de nuestra sociedad?

El silencio ensordecedor de sus compañeros de clase, la falta de empatía y solidaridad en un momento tan crucial es alarmante. La ausencia de una voz de protesta resuena como un eco de desinterés, y las preguntas fluyen como un torrente sin respuesta: ¿Dónde están los valores que nos unen, el momento de alzar la voz por la vida que nos falta? ¿Acaso su nombre, Mischel Estefany Mamani, le quitaba valor a su existencia ante nuestros ojos?

Las autoridades de la universidad, en su desconcertante silencio, parecen olvidar la humanidad que les otorga su responsabilidad. El rector de la UNA, Paulino Machaca Ari, y el vicerrector Mario Cuentas, se sumergen en un mar de indiferencia, mientras que la memoria de una joven se convierte en mera estadística. Un minuto de silencio es un gesto que parece haber sido olvidado. ¿No es el momento de honrar a quienes nuestro sistema ha fallado? ¿No es momento de apoyar en lugar de marginar? Ese abismo emocional y social que se ha creado nos plantea una reflexión profunda sobre el camino que estamos eligiendo.

La familia de Mischel, ya envuelta en la tristeza de esta pérdida, no halló consuelo ni respaldo en el Servicio Social de la universidad. En lugar de apoyo, se encontraron con la burocracia fría; una asistente, identificada como Petronila, fabricó barreras donde debería haber puentes. La minimización de su muerte, insinuando que podría haber padecido de una enfermedad mental, son palabras que hieren y desdibujan la brillantez de una estudiante excepcional.

Es en este cuadro sombrío donde debemos recordar a Michel, reviviendo su luz en nuestra memoria. Su nombre no debe ser un eco apagado por el tiempo, sino un llamado a la acción, a la reflexión y, sobre todo, a la recuperación de nuestra humanidad perdida. No podemos permitir que su partida sea normalizada ni silenciada. Su anhelo por una educación digna y su lucha por ser escuchada son legado que debemos abrazar.

Querida Mischel Estefany, descanse en paz. En este espacio que compartimos, te pedimos perdón por aquellas voces que no escucharon tu llamado, por aquellos que se hicieron de la vista gorda ante tu dolor, y por aquellos que, por un momento, olvidaron que en ti residía todo lo que un mundo diferente podría anhelar. Que tu memoria ilumine el camino hacia una transformación real en nuestras instituciones, hacia una vida donde el apoyo y la empatía sean la norma, y no la excepción.

 La memoria de Michel puede ser un poderoso testimonio de lo que debemos mejorar en nuestra sociedad.

 

 

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